La OMS avala la entrada de la Medicina Tradicional en la Atención Sanitaria
La medicina tradicional, especialmente la que llega desde las culturas chinas e indias, ha ido ganando terreno dentro de los feudos de la salud occidental. Son numerosos los aportes de estas terapias ajenas a nuestra cultura: desde el uso de hongos como el reishi o el cordyceps, a plantas como el ginseng o el eleuterococo, terminando en prácticas como el yoga o la acupuntura. Estos nuevos aportes no llegan solamente desde Asia, con la promesa de mejorar nuestro estado de salud: la maca andina, el guaraná o la yerba mate vienen de Sudamérica para aportar energía y beneficios terapéuticos que hasta el momento eran mirados de reojo por parte de la comunidad científica.
¿El fin de una era de olvido?
Es posible que estos tiempos de negación (interesada o no) hayan llegado a su fin. Recientemente, la Organización Mundial de la Salud apoyó la incorporación de la mediciona tradicional dentro de los sistemas sanitarios: incluyendo prácticas como el yoga, la acupuntura y la meditación. Siempre y cuando estos sean respaldados por la evidencia científica, según recogió en una nota de prensa la agencia de noticias Europa Press.
Según el director general de este organismo, se busca incorporar la medicina tradicional a la corriente principal de la atención sanitaria “de forma adecuada, eficaz y, sobre todo, segura. Basada en las pruebas científicas más recientes”. Según Tedros Adhanom, director de la OMS, el objetivo es colmar de esta manera las lagunas de acceso de millones de personas en todo el mundo: “Un paso importante hacia enfoques centrados en las personas y holísticos de la salud y el bienestar”.
Primera Cumbre Mundial sobre Medicina Tradicional
Sin ir más lejos, para los días 17 y 18 de agosto de 2023 fue convocada, en Gandhinagar (India), la primera Cumbre Mundial sobre Medicina Tradicional. Según la OMS, la meta es analizar de qué modo las medicinas tradicionales, complementarias e integradoras, pueden ayudar a hacer frente a los acuciantes problemas de salud mundiales. Así como para procurar el progreso en pro de la mejora de la salud y el desarrollo sostenible.
Según el mismo organismo, la definición de esta “medicina tradicional, complementaria e integradora” consiste en la suma de conocimientos, habilidades y prácticas basadas en creencias y experiencias indígenas de diferentes culturas, explicables o no, utilizadas en el mantenimiento de la salud. Un punto interesante es el apartado de "explicables, o no", lo que supone que es posible que esta consideración choque con la necesidad de pruebas empíricas que expliquen cómo puede ser el mecanismo de acción de una terapia.
El propósito de integrar estas terapias viene de hace varios años, y no ha estado exento de polémicas. En 2005, la doctora J. Caminal Homar de la Universitat Autònoma de Barcelona reflexionaba en un artículo sobre el asunto. En su texto hacía alusión al debate sobre la seguridad, eficacia, calidad, disponibilidad de este tipo de este tipo de atención sanitaria.
La historia de un cambio de enfoque
La definición actual del organismo sobre este tipo de terapia varía sustancialmente de la que había mantenido a principios de siglo. En aquellos años, se contraponía la “medicina convencional” respecto a la “medicina complementaria y alternativa”, de manera que se mostraban dos modelos de salud separados, de corrientes de diagnóstico y terapéuticas distintas. Modelos antagonistas, también, ya que gran parte de la comunidad médica occidental era escéptica respecto a estos conocimientos.
Durante esos años la medicina tradicional era vista como un modelo externo a la “corriente biomédica”, característica de los sistemas de salud occidentales, mientras que el ámbito de la medicina tradicional quedaba relegada a aquellos países donde tuviera una base social arraigada.
La doctora Caminal señalaba en 2005 varios problemas que evidenciaba las debilidades y fortalezas de este tipo de terapia: falta de evidencia, resistencias desde el sector médico convencional, y una creciente cuota de mercado para todo este tipo de terapias alternativas. Ya en ese año la demanda y uso de estas terapias crecía de manera significativa: un 70% de los canadienses había recurrido a ellas al menos una vez en la vida, en Francia el porcentaje era del 49% y en Australia era del 48%. Incluso en países como Francia o Alemania su uso está financiado por sus sistemas de salud públicos.
Medicina tradicional como respuesta a los desafíos sanitarios del futuro
La doctora señala un aumento de la presión: por un lado por parte de los pacientes, que exigen soluciones más inmediatas, y por otro lado, por parte de la industria farmacéutica, quienes, a priori, pueden ser los más afectados por el cambio de modelo que propone la OMS. Desde la Academia occidental, contradiciendo la iniciativa de la OMS, se señala que terapias como la acupuntura, o la Medicina Tradicional China, no suponen una alternativa válida a la investigación científica.
La iniciativa lleva años levantando polémicas. El portal de salud “Redacción Médica” titulaba una noticia de la siguiente manera: “Polémica en la OMS: ¿se ha vendido a la medicina tradicional china?”, señalando un supuesto conflicto de intereses dentro de la organización, en el que el Gobierno chino supuestamente ha influido en la organización de la salud para favorecer su modelo de medicina tradicional.
Pese a las ampollas que pueda levantar la inclusión de nuevas terapias en los sectores médicos tradicionales, o de la supuesta injerencia de China en estas decisiones, que han ido ganando espacio e importancia con el tiempo. Lo cierto es que sí se encuentran evidencias de cómo las terapias “alternativas” tienen efectos sobre la salud, incluso más allá del desempeño fisiológico de algunas sustancias exóticas. Por ejemplo, este metaestudio encuentra efectos positivos del yoga en el mantenimiento de la salud, mayores que los del ejercicio por sí mismo.
Terapias alternativas bajo lupa
Precisamente, el ejercicio es aconsejado constantemente para muchas afecciones, es algo que nadie pone en duda. Forma parte de nuestro enfoque tradicional sobre la salud. Por contraposición, el efecto de terapias como el yoga queda en un entredicho mayor cuando se le exigen pruebas a su eficacia, unas pruebas que jamás se le exigirían al ejercicio por simples factores culturales.
Del mismo modo, muchas especies vegetales o de hongos, que han demostrado eficacia durante milenios, y que siguen demostrando efectos concretos y demostrables sobre la salud, generan un escepticismo alimentado por el desconocimiento y el rechazo de parte de la Academia. Incluso cuando su uso ya ha pasado por los laboratorios y son sustancias que ya han sido estandarizadas.
Aunque elijamos no creer en la teoría de las energías, propia de la Medicina Tradicional China, o en la Ayurveda india, es sabio distinguir el grano de la paja y seguir las indicaciones de la OMS. Es decir, ser receptivos a estas nuevas terapias, pero sin caer en la ingenuidad. Las terapias que demuestren tener una utilidad y un aval científico, o las especies que demuestren una eficacia clínica, tienen el deber de arrojar luz sobre los problemas de salud pública que se plantean en la actualidad.
El rol de estas nuevas terapias no debe ser el de sumarse al ruido constante sobre nuevos hallazgos, terapias, métodos y dietas bajo la promesa de mejorar la salud, que la población consume si cuestionamientos y poniendo su cuerpo en peligro. Su papel debe estár más enfocado a luchar contra la sobremedicación típica de nuestros sistemas sanitarios, que frustra a los usuarios y no soluciona sus problemas. Al mismo tiempo, incluyendo nuevos enfoques sanitarios, la OMS pretende compensar los desequilibrios existentes entre los sistemas de salud de los países pobres y los ricos.
Publicado en: Salud
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