El verano trae consigo una serie de cambios de estilo de vida que ponen al límite la capacidad de nuestro cuerpo. Con esta particular estación del año llega el calor extremo, días más largos, cambios drásticos de temperatura entre interiores y exteriores, y mayor exposición al sol. Nuestro cuerpo tiene que resistir a esta carga extra haciendo alteraciones radicales de nuestros hábitos, y es normal que la salud se resienta en los cambios de estación. Es en estos momentos en donde tenemos que reforzar nuestra alimentación, para que nuestro cuerpo pueda afrontar mejor estos desafíos, y debemos saber que la miel es uno de nuestros mejores aliados en esta carrera.

Cuando se habla de “superalimentos” se suele hacer referencia a productos de origen exótico, no integrados en nuestra dieta habitual, y con numerosas propiedades beneficiosas para el cuerpo. Sin embargo, existen alimentos como la jalea real o la miel que llevan miles de años acompañando a la civilización occidental, y no tienen una procedencia tan remota. Estos alimentos que nos han acompañado durante milenios poseen multitud de propiedades que pueden reforzar nuestro sistema inmunológico, especialmente en verano, con los cambios de hábitos que trae consigo.

En este contexto, es natural que haya una menor hidratación, durmamos menos horas, sometamos el cuerpo a un mayor desgaste, y, por lo tanto, nuestro sistema inmunológico se debilite. Por este motivo, en circunstancias puntuales, como los repentinos cambios de temperatura, no tardan en aparecer irritaciones de garganta y resfriados.

Los investigadores Patel, S., & Cichello, S., de la Universidad Estatal de San Diego, señalan que la miel es efectiva para tratar el dolor de garganta por sus propiedades antiinflamatorias, antivirales y antimicóticas, es decir, ayudan a inhibir el crecimiento de hongos infecciosos.

Esto es posible porque la miel cubre el revestimiento interno de la garganta, y, al mismo tiempo, destruye los microbios alojados en esta zona del cuerpo. Por este motivo, los expertos recomiendan tomar, al menos una cucharada de miel al día, como complemento natural de nuestra dieta.

De cara al verano, hay que tener en cuenta también los beneficios que el propóleo aporta a la piel, el órgano del cuerpo más castigado por la exposición al sol. Científicos de la Universidad Médica de Silesia, de Polonia, han demostrado que el propóleo reduce, de manera notable, la actividad de los radicales libres en la cicatrización de heridas. También observaron que gracias al propóleo se observa un metabolismo de colágeno positivo en las heridas cutáneas. Este descubrimiento convierte al propóleo en un aliado de nuestra piel ante circunstancias extremas, a las que no se ve sometido el resto del año, como la sobreexposición al sol.

Si todos estos alimentos son calificados como “superalimentos”, la jalea real destaca en especial por ser, tradicionalmente, un remedio de cabecera para la medicina. La royalactina, su compuesto básico, tiene efectos antibacterianos, antitumorales, antialérgicos, antiinflamatorios e inmunomoduladores, es decir, estimula el sistema inmunitario. Además, es notorio su efecto retardante en enfermedades neurodegenerativas y relacionadas con el envejecimiento, como indican investigadores del Instituto Metropolitano de Gerontología de Tokyo.