Ejercicio físico, como receta médica
Es una recomendación recurrente siempre que se dan consejos sobre salud: la importancia del ejercicio físico. Se trata de un asunto que, según los expertos, debe dejar de ser una preocupación individual. Sin ir más lejos, la representante de la Organización Mundial de la Salud hizo pública la preocupación. En diciembre, en Madrid, la funcionaria enfatizó en “los desafíos que enfrenta nuestra sociedad para luchar contra el sedentarismo”. Argumentó que no son necesarias más evidencias científicas que respalden las bondades del ejercicio; es el momento de actuar e implementar políticas públicas, diseñadas a nivel mundial, para revertir la situación actual.
Como parte de esta preocupación, desde las organizaciones oficiales, se trabaja ya con la certeza de que el sistema sanitario a medio y corto plazo dejará de ser sostenible si su ámbito de acción es la cura o el trato de enfermedades, y no la prevención. Parte de este enfoque centrado en la prevención reside en la importancia del ejercicio, como agente de prevención de enfermedades presentes y futuras. La propuesta depende del respaldo público, decidido, al fomento del ejercicio como herramienta de prevención sanitaria.
El sedentarismo tiene un coste
Para el 2030, los casos de enfermedades no transmisibles (desde el cáncer, la diabetes a los problemas de salud mental) supondrán de más de 500 millones de nuevos pacientes a nivel mundial. Lo que supone un coste asociado, para los actuales sistemas de salud, de 500.000 millones de euros, según un estudio reciente, publicado por la revista científica The Lancet.
Según la experta, encargada de la investigación, un aumento en el tiempo dedicado al ejercicio es beneficioso porque, por una parte, se reducen los números de hospitalizaciones, hay menos muertes prematuras y menos bajas laborales. Por el lado del trabajador, tendrían lugar beneficios ajenos a la actividad en sí: mejor autoestima, eficacia, más relaciones sociales, menos comportamientos antisociales, y, como conjunto, una mejor capacidad productiva.
Del mismo modo, se ha comprobado que los pacientes que realizan más ejercicio físico también reducen la cantidad de medicinas que toman. Varios estudios han confirmado que los pacientes que realizan ejercicio fueron menos veces al médico. Como resultado, se extrajeron menos muestras de sangre, y se compraron menos medicamentos. Estos beneficios, además, mejoraron al tener en cuenta la desaparición de los efectos secundarios relacionados con la medicación, así como la calidad de vida de los pacientes.
¿Por qué no es tan sencillo?
Pese a la determinación de las administraciones, y el esfuerzo económico que hay detrás de estas iniciativas, es complejo crear conciencia sobre el ejercicio físico, en especial en pacientes que nunca lo han practicado. Vivimos en un mundo muy acelerado en el que hasta el tiempo para hacer la comida es una mercancia y la mayoría necesitamos una motivación extraordinaria para emprender un cambio de hábitos tan radical, como para pasar de un estado sedentario a adoptar un estilo de vida más activo.
El sedentarismo no es una enfermedad en sí, sino un hábito que permite el desarrollo de otras patologías, como la obesidad. Por ello, es necesario encontrar la manera de que cambie el hábito que tiende a desencadenar enfermedades costosas y dolorosas; por un hábito sano y saludable. Puede ser encontrando nuevos objetivos, adaptándolos a ti, sin afectar negativamente en tu motivación, que es la que se convierte en la insospechada protagonista de esta historia.
Movilización o procastrinación
La motivación es una materia muy estudiada para la educación física, ya que, de la motivación dependen las ganas necesarias para que una persona se vea motivada a hacer algo. Debemos encontrar qué es lo que hace que una persona, que ha pasado 8 horas trabajando, decida ir una o dos horas más a un gimnasio a hacer ejercicio físico de alta intensidad. En lugar de compensar su esfuerzo diario con algo de descanso. Comprender estos comportamientos, que pueden parecer anómalos, es clave también para que no decaiga la motivación en el deporte
Que el ejercicio sea un momento placentero, y no genere sentimientos de rechazo, reduce las posibilidades de abandono. Del mismo modo, apoyarse en otra persona o en un grupo para hacer el ejercicio reduce también esta probabilidad, que puede ser muy alta al principio del cambio de hábitos.
Hábitos
Pasar a tener media hora de chándal al día no te cambia como persona, y saca la mejor versión de ti. Con 30 minutos de caminata moderada al día, nuestro sistema circulatorio se reactiva y descartamos el riesgo de trombos y problemas futuros de circulación. Si la actividad es más duradera e intensa, los efectos sobre la grasa corporal serán más visibles, y si tu trabajo físico se convierte en tu orgullo, se podría decir que has hecho las paces con tu cuerpo.
En ese punto, probablemente estés trabajando tu masa muscular, fortaleciendo tus huesos y articulaciones, y probablemente te encuentres muy feliz por tus progresos. Pero, recuerda que si has tenido alguna lesión ósea o articular, debes adaptar el ejercicio a tu nivel inicial para que no sufras una de las típicas lesiones ostearticulares, derivadas de otras lesiones antiguas, y sin tratar.
Ignorar las señales de nuestro cuerpo, cuando nos invita a movernos y hacer un poco de ejercicio, es un mal gesto que se acumula en nuestra contra cuando menos lo pensamos. Las enfermedades no transmisibles son una lista de enfermedades evitables que suponen la mayor cantidad de defunciones en el mundo occidental. Tener la llave para prevenirlas, y no hacer uso de ella, no es muy inteligente.
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