El abuso de la comida rápida ha sido abordado desde décadas recientes como un problema de salud pública. Desde hace no mucho, las administraciones empezaron a tener en cuenta el impacto de enfermedades como la obesidad, y su incidencia en los sistemas públicos de salud. Pese a los esfuerzos, diversos datos siguen siendo una fuente de preocupación por su gravedad, como el porcentaje de personas obesas en España, un 16% de la población adulta, o el lugar que ocupa España dentro de la tasa de personas con diabetes tipo 2, que es el segundo más alto de Europa.

Más allá del coste sanitario que supone tratar estas enfermedades, vemos que todas tienen como punto de partida los desequilibrios en la alimentación. Y aunque casi siempre se trate de enfermedades  evitables, a priori, lo cierto es que se pueden cronificar de manera involuntaria debido a estilos de vida sedentarios, o una alimentación basada en grasas, azúcares e hidratos de carbono, principalmente. Esta inercia que, conduce a distintas enfermedades. Esto es más alarmante  cuando comprobamos que el abuso de la comida rápida ya causa más muertes que el del alcohol, como indica un estudio publicado en la Clinical Gastroenterology and Hepatology

¿Qué es el Hígado Graso No Alcohólico?

Dentro de las enfermedades asociadas a la obesidad se encuentra el Hígado Graso No Alcohólico. La enfermedad de hígado graso no alcohólico (EHGNA) tiene lugar por la excesiva acumulación de grasa en el hígado, que no es debida a un consumo abusivo de alcohol, sino que suele estar relacionada con el sobrepeso y los malos hábitos alimenticios. La EHGNA no suele manifestar síntomas, pero tiene el potencial de escalar a afecciones como la cirrosis, o la insuficiencia hepática. Por lo que su gravedad es alta, ya que puede resultar mortal en un mediano y largo plazo.

Según el estudio, otro vínculo que relaciona a la EHGNA con la obesidad y la diabetes se encuentra en que las personas que consumen más del 20% de sus calorías diarias en comida rápida, presentan unos niveles muy altos de grasa en el hígado, en comparación con quienes lo hacen en menor medida. Según el estudio, incluso las personas que basan menos de la quinta parte de su dieta en comida rápida, presentan aumentos de grasa en el hígado.

¿Cómo curar un hígado graso?

Existen varios suplementos orientados a limpiar el hígado de grasas y toxinas, no obstante, es conveniente fijarse en que, uno de los ingredientes insustituibles de muchos de ellos, es el cardo mariano, el cual es particularmente eficaz en casos de hígado graso no alcohólico, ya que actúa como protector del hígado, del mismo modo, lo purifica.

El principal ingrediente activo de esta planta es la silimarina, cuyo extracto se obtiene de las semillas de la planta y tiene diversas propiedades, además de su rol como protector hepático. Sin embargo, no es el único salvavidas del que disponemos cuando tenemos el desafío de limpiar nuestro hígado. Para que nuestro hígado vuelva a estar en las mejores condiciones  es recomendable seguir los siguientes consejos:

1. Vigila tu peso: No te pedimos que te obsesiones con la báscula, pero sí que tengas en cuenta que el sobrepeso y la obesidad son factores de riesgo que pueden contribuir al desarrollo del hígado graso no alcohólico.

2. Controla el consumo de azúcar: Un consumo excesivo de azúcar también puede ayudar a desarrollar un caso de EHGNA. Por eso, limita el consumo de alimentos con alto contenido de azúcar, como golosinas y refrescos azucarados.

3. Cuida tu dieta: Hay ocasiones en las que nos damos cuenta de que no comemos tan bien como deberíamos, y que buena parte de nuestra dieta queda dependiendo de las grasas, los azúcares y los hidratos de carbono. Desplazando de esta manera el espacio para el consumo de vegetales, legumbres y proteínas. Una buena parte de la recuperación de nuestro hígado empieza por cuidar la dieta. Es mejor que sea variado, pero en poca cantidad, que excesivo y perjudicial.

4. Cuidado con el alcohol: El alcohol no está relacionado directamente con esta tipología de hígado graso, ya que, en este caso, los alimentos problemáticos son las grasas que se acumulan en el hígado. Sin embargo, una vez hayamos desarrollado un caso así, limitar el consumo de alcohol previene que la enfermedad se agrave y cause otras enfermedades derivadas, como la cirrosis.

5. Estar quieto no ayuda: El ejercicio es un reconstituyente de la salud, en general, ya que tonifica el funcionamiento de nuestro sistema circulatorio, óseo y muscular. Y, aunque existan ejercicios más completos que otros, lo importante es retomar la actividad física, la que sea, por suave que nos pueda parecer en un principio. Respetar tu rutina de ejercicio mejora tu salud en todos los niveles.

Como recordamos antes, el hígado graso no manifiesta síntomas, lo cual puede ser una trampa para los pacientes. Según el portal sanitario Infosalus, el 25% de la población sufre de hígado graso, y en el 40% de los casos, el daño al hígado ya ha escalado a otro tipo de patologías derivadas. Como indicaba el ex presidente del Colegio de Médicos de Madrid, Miguel Ángel Sánchez Chillón, no existe en la actualidad ningún tratamiento farmacológico para tratar la EGNHA, por lo que el único recurso del que disponen los sistemas de salud es la educación y la prevención.

No obstante, desde hace décadas se ha venido investigando cuáles son los mecanismos protectores del cardo mariano y la alcachofa sobre el hígado graso no alcohólico. En concreto, en 2022 se publicó un estudio sobre el impacto de estos alimentos en el hígado de roedores con diabetes tipo 2. Tras un tratamiento de ocho semanas se observó que el tratamiento con cardo mariano protegió con eficacia al hígado de los cambios en sus tejidos, además redujo los niveles de colesterol total y triglicéridos. Los investigadores recomiendan llevar a cabo más estudios para confirmar los resultados observados.

Aunque las propiedades del cardo mariano y la alcachofa son prometedoras y tienen validez clínica, no constituyen un tratamiento farmacológico estandarizado, aunque existen estudios que apuntan a su eficacia. Por ello, es importante la prevención y el mantenimiento de un estilo de vida sano, no solo para evitar afecciones como el hígado graso no alcohólico, o las derivadas de la obesidad.