¿Qué hay detrás de la sensación de dolor?
El dolor es un proceso natural que todos los seres humanos experimentamos, pero que deseamos evitar siempre que nos sea posible. Cuando sentimos dolor en alguna parte de nuestro cuerpo, debemos saber que esa sensación que experimentamos es el resultado de una estimulación nociva, o potencialmente dañina que tiene lugar en los tejidos del cuerpo.
Los orígenes de esta estimulación nerviosa son diversos, el dolor puede ser causado por inflamación, lesiones, o cualquier otro tipo de daño que sufra el cuerpo. En el momento que se da esta estimulación, los receptores sensoriales mandan señales al cerebro, a través del sistema nervioso. Son varios los elementos involucrados en esta experiencia, que se basa en el trabajo del cerebro, los receptores sensoriales, los nervios, y al sistema nervioso central.
Según la Sociedad Española de Neurología, en 2021, un 32% de la población española manifestaba haber sentido algún tipo de dolor. El Dr. Alan Luis Juárez-Belaúnde, Coordinador del Grupo de Estudio de Dolor Neuropático de la Sociedad Española de Neurología sostiene que es un síntoma muy común, que supone el 50% de las citas de atención primaria, y que esa alta carga de trabajo afecta también al área de la Neurología.
Uno de los tipos de dolores más habituales son los producidos por la inflamación. En este proceso, el organismo lucha contra algún agente irritante, en especial al nivel de los receptores nerviosos. Normalmente, la inflamación se manifiesta mediante dolor, rojez o impotencia funcional. Los receptores son sensibles al daño, por lo que actúan conduciendo impulsos nerviosos hacia el sistema nervioso central.
En el momento en el que un tejido sufre un daño, sus células liberan diferentes sustancias que permiten que los vasos sanguíneos se dilaten, de esta manera el aporte de sangre al área afectada es mayor. En este contexto se suceden diversos procesos que excitan e irritan las terminaciones nerviosas, lo que imposibilita el funcionamiento fisiológico de la zona.
La inflamación tiene como objetivo aislar y destruir a los agentes dañinos, y reparar el tejido u órgano perjudicado. Cuando tiene lugar una inflamación crónica, esta surge como consecuencia de una destrucción de los tejidos, por lo que el reestablecimiento de sus funciones es más dificultoso. Como vemos, la duración de la inflamación relacionada con el dolor puede ser corta, o no. Si se sostiene en el tiempo, la inflamación es crónica. Esto se debe a la irritación de los receptores en un tiempo prolongado, variando su intensidad.
La hinchazón es una parte de la respuesta inmunitaria como reacción a la presencia de elementos calificados como invasores y situaciones categorizadas como amenazas. El objetivo de esta respuesta es defender al organismo de infecciones, al mismo tiempo que cura el daño que estos causan. A nivel externo, la inflamación se puede manifestar en enrojecimiento de la zona, así como hinchazón, calor y dolor. Por este motivo, para entender el dolor causado por la inflamación, es necesario entender cuál es la causa raíz de esta inflamación.
Otra causa común de dolor es el causado por alguna lesión, en especial por aquellas relacionadas con el deporte y que afectan al sistema muscular. Este tipo de lesiones es muy común, y, además, puede comprometer a más de un músculo, así como ligamentos, tejido conectivo o tendones. Este dolor puede ser causado por sobrecarga, tensión o lesión muscular debida al ejercicio o a un trabajo físico exigente.
No obstante, no todas las lesiones musculares son fruto de sobreesfuerzos. En muchos trabajos, las personas conservan una misma posición durante mucho tiempo: bien sea encorvados ante una cinta transportadora, o sentados en una oficina sin mudar la posición. Este tipo de esfuerzos sostenidos, acompañados de malas posturas, siembran el camino a futuras lesiones que son más difíciles de tratar, que hacer una pausa periódica en la jornada para estirar y calentar.
Detrás de las lesiones musculares hay traumatismo, esguinces o distensión muscular. No obstante, se trata de lesiones evitables, un uso intensivo de un determinado grupo de músculos, llevar a cabo el esfuerzo sin calentar previamente, la tensión o el estrés, pueden ser los detonantes de una lesión de este tipo. Además de este tipo de lesiones de carácter más puntual, existen dolencias como la fibromialgia, cuya característica principal es el dolor muscular, del tejido blando, que provoca sensibilidad en los músculos y el tejido blando circulante.
Dependiendo de la naturaleza del dolor al que nos enfrentemos podemos tratarlo de una manera más específica. Por ejemplo, para evitar los dolores causados por lesiones musculares, es recomendable hacer un calentamiento antes y después del ejercicio. En caso de que ya te hayas lesionado, lo más recomendable es reposar la zona afectada, y aplicar hielo durante las primeras 24 a 72 horas, a fin de reducir la inflamación y el dolor. Ante el dolor, antiinflamatorios como la Boswellia o el Harpagofito proporcionan un bienestar notable ante el dolor causado por la inflamación.
En caso de lesión, son útiles los masajes y los estiramientos suaves. Se recomienda practicar ejercicio de manera regular para mantener el tono muscular. Por ello, el tipo de ejercicio que se recomienda no es de alto impacto, ni para los músculos, ni para las articulaciones. Los ejercicios recomendados son caminar, montar en bicicleta o nadar. Del mismo modo que acudimos al fisioterapeuta, este profesional puede recomendarnos estiramientos y ejercicios a fin de evitar nuevas lesiones dolorosas.
Deja un comentario