¿Está en crisis la virilidad?
Los cambios sociales que hemos vivido en las últimas décadas pueden parecer vertiginosos, vistos en perspectiva. En menos de cincuenta años hemos pasado de vivir en una sociedad autoritaria y patriarcal, a vivir en un modelo donde los roles de género han quedado bajo discusión y revisión, gracias a la irrupción del feminismo dentro de la agenda social. En medio del cruce de mensajes entre una masculinidad más sintiente y el de una masculinidad tradicional y machista, nos preguntamos: ¿cuál es el papel del hombre ante esta ola de cambios?, ¿cómo ha cambiado su rol en la sociedad, si se compara con el papel que tenía un hombre hace cincuenta años?
El profesor José Ignacio Pichardo, de la Universidad Complutense de Madrid reflexiona sobre el cambio individual dentro del hombre respecto a determinados elementos de la masculinidad tradicional, la falta de referentes mediáticos para crear una nueva masculinidad valorada y respetada, horizontal y basada en la igualdad. Pichardo apunta a que la masculinidad tradicional ciñe el comportamiento de los hombres, diciendo que sólo hay una manera de ser hombre: un tipo inalcanzable, fuerte, seguro, rocoso, valiente y decidido, cuando en realidad no hay un solo hombre que sea totalmente así.
Según el profesor, esto genera un sentimiento interno de insatisfacción por la irrealidad del ideal de superhombre. De este modo, la expresión de los sentimientos y la afectividad se reprime en una masculinidad tóxica. Se recurre a la homofobia como expresión de mantenimiento de la masculinidad, calificando como gay a cualquier hombre que sea sensible, débil, atento, comprensivo, cuidador y cariñoso. “Los hombres no pueden llorar porque el modelo tradicional defiende la agresividad, la invulnerabilidad y el posicionamiento de poder por encima de las mujeres y de otros varones”, sostiene el profesor Juan Ignacio Pichardo.
Es normal que ante este nuevo contexto social, y dada la falta de modelos masculinos de comportamiento, muchos jóvenes se sientan desorientados en una sociedad que, por un lado perpetúa un modelo de masculinidad basado en la dureza, pero que, al tiempo se encuentra con un escenario donde ese modelo queda en entredicho. En este contexto, los hombres, condicionados por el cambiante entorno social, se sienten presionados por la idea de masculinidad tradicional, en cuanto a “cumplir”, o “dar la talla” en el terreno sexual. De ser lo suficientemente buenos, como atendiendo a un deber no escrito del hombre ante el sexo.
Por eso, cuando el hombre no llega a tener unas relaciones sexuales plenas se experimenta una ruptura en cuanto a las expectativas puestas en él, dentro de su rol de amante. Es por ello que no conseguir una erección, o que esta pierda su fuerza, es un condicionante profundo en el que el hombre se cuestiona a sí mismo porque no cumple con el deber asociado a su modelo de masculinidad. Como explica Ana María Segura, médico del Hospital General Universitario de Alicante: “La disfunción erectil es un tema tabú para muchos hombres. Los hay que sienten vergüenza y tienen dificultades para abordar temas sobre salud sexual. Se estima que un hombre tarda una media de 1,7 años en consultar con su médico”.
Como describen Monsalve, LE, & Morales, PE. (2003): La “disfunción eréctil es un trastorno caracterizado por la dificultad de iniciar o mantener una erección que tenga la calidad suficiente para para el buen desempeño sexual.” Dentro de esta definición se desprenden dos manifestaciones distintas de un mismo trastorno: tener una erección y no poder mantenerla, o tener dificultades para iniciarla. Tras ambos síntomas se esconde un mismo patrón de comportamiento: el tabú y el silencio ante una masculinidad cuestionada, una virilidad frágil.
Ante este veto autoimpuesto, cabe destacar que la disfunción eréctil no es un problema exclusivamente psicológico, o relacionado con la presión social. Su causa puede ser una entre una veintena, o la combinación de varias. A nivel ilustrativo, existen al menos cuatro categorías de condicionantes que pueden afectar a las erecciones y a su calidad. Por ejemplo, la influencia de ciertos problemas médicos, como la diabetes tipo II, enfermedades vasculares, aterosclerosis, presión arterial alta, o enfermedades renales.
El uso continuado de ciertos medicamentos también puede influir de manera negativa en la calidad de las erecciones, algunos de ellos pueden ser medicinas para el control arterial, el cáncer de próstata, antidepresivos, tranquilizantes e hipnóticos, entre otras. También influyen ciertos hábitos que inciden en la salud, como el tabaquismo, el consumo excesivo de alcohol, las drogas, el sobrepeso y el sedentarismo.
La cuarta categoría corresponde con los problemas psicológicos y emocionales, y cabe destacarla, ya que los síntomas emocionales que más retroalimentan la disfunción eréctil son aquellos provocados por la propia frustración ante la disfunción: miedo al fracaso sexual, ansiedad, depresión, culpa, menor autoestima, y estrés generalizado, especialmente respecto a las relaciones. Como señala la doctora Segura: la disminución del autoestima y el aumento de la ansiedad puede derivar en depresión y estrés, lo que crea un círculo vicioso que empeora el pronóstico de un trastorno invisibilizado, ya que la tendencia es que el hombre niegue la enfermedad por vergüenza o miedo al prejuicio.
Pese al empeño generalizado de muchos hombres por mantener en la intimidad a la Disfunción Eréctil, cabe saber que, a nivel mundial, este es un trastorno muy frecuente: su incidencia alcanza el 52% de los varones entre 40 y 70 años. De todos modos, este dato no significa que la disfunción sea una enfermedad propia del envejecimiento; la disfunción eréctil se puede dar en cualquier etapa de la vida del varón, y un componente importante en el cuerpo de un adulto sano puede ser la carga psicológica.
Ante este problema silenciado, pero de magnitud importante, cualquier afectado de Disfunción Eréctil debe saber que existen complementos alimenticios, completamente naturales, que tienen la potencialidad de mejorar su desempeño sexual. Es importante destacar que no vamos a hablar de ninguna “viagra de herbolario” que esconda químicos perjudiciales bajo la promesa falsa de que se basan en productos naturales. Desde Solocolágenos queremos enseñarte cuáles son los componentes naturales más eficientes para mejorar tu rendimiento sexual, sin la necesidad de que tomes ningún químico que te pueda afectar de forma negativa.
En perspectiva, es importante tener en cuenta que la impotencia es puramente psicológica entre un 20 y 50% de los casos, según el Doctor Gómez Guzmán, de la Universidad de Sevilla. Y en el 80% de las causas físicas físicas también existe un importante componente psicológico. Como vemos, la impotencia es un trastorno multifactorial: en el caso de que dependa de una causa física, nuestros pensamientos, frustraciones y miedos pueden agravar el problema.
Por ello es importante abordar el asunto desde una manera integral: es decir, proporcionando al cuerpo suplementos naturales que mejoren el estado físico, y que sirvan de apoyo ante una relación sexual. Y, por otro lado, utilizar las plantas y las vitaminas que actúan sobre el Sistema Nervioso Central con el fin de reducir la ansiedad y el estrés que, posiblemente, estén provocando la disfunción.
Por fortuna, la botica ha recogido, a lo largo de los siglos, muchos compuestos que pueden favorecer la función sexual. Por ejemplo la L-Arginina, la Damiana, el Hongo Cordyceps y el Tribulus son compuestos vegetales cuya eficacia como vigorizante sexual ha sido comprobada. Centrándonos en causas más psicológicas, la Rodhiola, la Jalea Real y el Triptófano son buenos atenuantes del estrés, ya que regulan el estado de ánimo, proporcionando mayor confianza y serenidad ante el sexo, mitigando la ansiedad propia del momento. A nivel vigorizante, es destacable el poder del guaraná, la taurina, el ginseng, que aportan energía y vitalidad.
Como podemos ver, el aporte de la fitoterapia dentro del campo de la disfunción eréctil es el de un enfoque integral, considerando la impotencia como un problema de varias aristas (psicológico, físico y la retroalimentación de ambos). Por este motivo, la solución no pasa solamente por ofrecer tratamientos vigorizantes, sino por poner sobre la mesa tratamientos naturales que tengan una influencia en el sistema nervioso, en el estado de ánimo, y que, en combinación con los vigorizantes, garanticen un mejor desempeño sexual.
De cualquier modo, es muy importante abandonar hábitos que perjudiquen al cuerpo, porque es posible que esta serie de hábitos, como el sedentarismo, la mala alimentación o el tabaquismo pueden hacer mella en nuestra capacidad, y nos estén impidiendo disfrutar de nuestra sexualidad. A un nivel completamente natural, existen varios compuestos destinados a mejorar el rendimiento sexual: uno de ellos es Viper, basado en las Vitaminas B1, B6, B8, B12, que tienen un efecto directo en la química del cerebro y nos garantiza mejores erecciones. Por otro lado está Arginina Plus, de Integralia, un compuesto basado en el poder de la Arginina, la Miura Puama, la Catuaba y la Maca, que actúa como vasodilatador y potenciador del apetito sexual, actuando sobre la libido.
Publicado en: Estilo de Vida
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Comentarios
cada vez me fio mas de los productos naturales
Por:Luis Alberto S. En 11/07/2022cada vez me fio mas de los productos naturales
No quiero tomar la viagra, pero en parte este artículo me ha abierto los ojos. Tengo que cambiar de hábitos.
Por:Jose Antonio G. En 09/07/2022No quiero tomar la viagra, pero en parte este artículo me ha abierto los ojos. Tengo que cambiar de hábitos.
gracias.
Por:Arturo P. En 06/07/2022gracias.