Evita que el alcohol te pase factura
A principios de siglo, la recomendación de beber al menos una copa de vino con las comidas caló en el subconsciente de millones de españoles, quienes justificaban sus copas de más bajo la autorización sanitaria. No obstante, la comunidad científica no ha dejado de lado el debate sobre la copa de vino. Preocupa, en particular el denominado “halo de salud”, que lleva a que los consumidores magnifiquen los beneficios del alcohol como una forma de reducir el riesgo de enfermedades cardiacas, como apunta la Dra. Jennifer L. Hay, en una publicación de la Asociación Americana para la Investigación del Cáncer.
Este artículo es una respuesta a un estudio dirigido por el Dr. William MP Klein, en el que se estudió qué tan conscientes eran los estadounidenses sobre la relación entre consumo de alcohol y cáncer, examinando qué grado de conocimiento tenía el público sobre este asunto. Los resultados del estudio mostraron que las bebidas más relacionadas con el cáncer eran las de alta graduación (31,2%), en comparación bebidas más cotidianas como el vino o la cerveza.
Además, se observó que el número de estadounidenses, que creían que beber vino reducía el riesgo de contraer cáncer era de más de un 10%, un porcentaje notablemente alto en comparación al consumo de cerveza (2,2%) o las bebidas destiladas (1,7%). Además, más de la mitad de los encuestados afirmó no conocer qué relación tenían estas bebidas con el cáncer. No obstante, se constató que quienes sí eran conscientes del peligro del exceso tenían una percepción más realista sobre el riesgo para la salud que suponía el consumo de bebidas alcohólicas.
¿Qué beneficios aporta el vino?
La cultura mediterránea destaca por su tradición vitivinícola, no en vano es la cuna de la cultura del vino tal y como se conoce en la actualidad. Del mismo modo, la región adoptó la recomendación del vino como un lema, no sin causa: la industria del vino estaba detrás de esa aprobación médica, y con ella miles de puestos de trabajo, y millones de euros. No obstante, diversos estudios demuestran que no todo dentro del consumo del vino es negativo, y que el debate continúa en la Academia y fuera de ella.
Un ejemplo es el siguiente estudio croata, que destaca los beneficios de los componentes bioactivos que contiene la vid y el vino: ácidos fenólicos, flavonoides, antocianinas, entre otros. El estudio sugiere que un consumo de entre 200 y 300 ml/día está asociado con beneficios para la salud y descenso en las tasas de mortalidad.
Dicha afirmación se basa en otros estudios según los cuales el vino “proporciona beneficios farmacológicos, biológicos y fisiológicos”, incluida la regulación de la presión arterial, el colesterol, los lípidos; así como la prevención de la diabetes, la obesidad, ateroesclerosis, enfermedades cardiovasculares entre otras.
Se trata de un exhaustivo estudio que, además de recurrir a distintas fuentes, examinó a 66 individuos sanos, divididos en ocho grupos, según el tipo de vino consumido, y a un grupo de control abstemio. Tras un detallado estudio clínico se concluyó que el vino había reducido la presión arterial, así como la concentración total de colesterol total y malo. Por el contrario, aumentaron los niveles de colesterol bueno y las concentraciones de serotonina y dopamina.
¿Por qué se desaconseja el vino en la actualidad?
Son varios los motivos que explican que en la actualidad se desincentive el consumo de vino, y de alcohol, en general. A partir de la última década, se han publicado con mayor frecuencia estudios que vinculan al alcohol con un riesgo elevado de contraer cáncer. Un metaestudio, que incluía 18 estudios prospectivos, con casi 50.000 fallecidos encontró una relación directa entre consumo de alcohol y mortalidad por cáncer.
No obstante, el estudio destaca a la moderación como herramienta para evitar el riesgo, ya que se observa que la mortalidad se reduce en dosis más pequeñas. El mismo estudio destaca que las mujeres están más expuestas biológicamente a la mortalidad relacionada con el consumo alto de alcohol.
Otro dato del metaestudio es que se observaron relaciones de causa entre el consumo de alcohol y la aparición de cáncer en las cavidades orales, de la laringe, la faringe, el esófago, el hígado, el cáncer colorrectal y de mama femenino, así como un posible aumento de riesgo de cáncer de pulmón y estómago. Un estudio publicado en The Lancet Oncology sostiene que el alcohol causó más de 740.000 casos de cáncer en todo el mundo, en 2020.
La moderación como respuesta
No parece haber un consenso entre la comunidad médica, más allá del consejo de la moderación. Mientras algunos estudios señalan con gravedad al alcohol como acelerador de la mortalidad y el desarrollo de tumores, otros estudios señalan al vino como una respuesta efectiva ante los problemas circulatorios.
Ante esta falta de acuerdo, el sentido común se impone como la opción preferente. Ya que se conoce con mayor exactitud la relación entre alcohol y cáncer, conviene revisar nuestros hábitos para que nuestro cuerpo no sea una víctima de nuestras costumbres, o de nuestra cultura.
Si bien el vino es un pilar de pueblos como el español, el francés, el italiano o el griego, no es conveniente excusarse en la tradición para justificar desmanes en el consumo de alcohol. En lugar de ello, es más conveniente explorar alternativas más sanas o más moderadas. Aunque se pueda apreciar un sesgo favorable al vino en los países mediterráneos, es más conveniente examinar este producto con la mayor objetividad posible.
¿Cómo podemos recuperarnos de los excesos?
Existen fechas en las que el consumo de alcohol llega de manera generalizada, e irrumpe en nuestra vida cotidiana como una excusa para celebrar. En esos desmanes, nuestro cuerpo sufre de varias maneras. Cuando el alcohol es procesado por el cuerpo, este lo transforma en energía. En este momento, el alcohol se convierte en una toxina llamada acetaldehído, la cual puede alterar el ADN y provocar mutaciones, como afirma el Dr. Ketan Patel, de la Universidad de Oxford.
El investigador establece un paralelismo con otros hábitos como los “baños de sol” y el tabaquismo. Según Patel, los tres casos están relacionados con toxinas con la capacidad de provocar mutaciones en los genes, lo que implica un riesgo mayor de contraer un cáncer. Otro factor, a juicio de Patel, es la energía metabólica obtenida del alcohol, la cual reacciona con las células estimulando la aparición y crecimiento de células cancerígenas. Sin embargo, matiza que esta evidencia necesita más respaldo científico.
Una muestra del daño del acetaldehído son los sistemas de defensas que el cuerpo activa. El organismo lanza una enzima (ALDH2) que combate al acetaldehído y repara los daños causados en el ADN, con el fin de prevenir mutaciones. No obstante, la ayuda puede no ser suficiente si se bebe en cantidades muy exageradas, o se combina con otras drogas, como el tabaco, ya que el efecto de las toxinas se duplica.
Afortunadamente, existen tratamientos desintoxicantes, 100% naturales que no sólo evitan que se acumulen toxinas en órganos vitales como el hígado, sino que limpian nuestro cuerpo de manera segura y eficaz. Las toxinas tienen el potencial de alterar el ADN y provocar mutaciones celulares, por ello, ante un exceso es conveniente probar uno de estos tratamientos.
Deja un comentario
Comentarios
Muy interesante este articulo
Por:M. Jose En 14/04/2025Muy interesante este articulo
Muy interesante este articulo
Por:M. Jose En 28/03/2025Muy interesante este articulo
Muy interesante este articulo