La desconocida relación entre la flora intestinal y la depresión
En nuestro tracto digestivo habita una fauna de microorganismos que es fundamental para diversas funciones biológicas, como el crecimiento corporal, el desarrollo del sistema inmune, y el metabolismo. Hasta el momento se conocía que existía una relación entre esta fauna de microorganismos, conocida como microbiota, y afecciones como el asma, la obesidad o algunos trastornos gastrointestinales. Sin embargo, recientemente, un equipo holandés halló que existe también un vínculo entre la microbiota de personas con depresión y algunas de las bacterias de su tracto intestinal.
Hasta el momento, ya se conocía que factores como el estrés podrían producir cambios transitorios en esta flora intestinal. Sin embargo los nuevos estudios señalan una relación inversa, en la que es la flora intestinal la que ejerce una influencia sobre el estado anímico. El descubrimiento de este equipo científico relaciona directamente la existencia de determinadas bacterias de la microbiota con el desarrollo de trastornos depresivos.
Según el hallazgo, estas bacterias intestinales están involucradas en la “síntesis de mensajeros químicos clave relacionados con la depresión”. Es decir, la síntesis de hormonas que viajan por el torrente sanguíneo para hacer posible procesos como el crecimiento, el metabolismo, o la inmunidad, que arrancan desde la microbiota intestinal.
Una particularidad de este estudio fue que se tomaron, como sujetos de estudio, a 3.211 personas residentes en Holanda, pero de distintas etnias: desde oriundos holandeses, a personas del sudeste asiático, africanos subsaharianos, magrebíes, turcos, entre otros.
Los datos de la microbiota de los sujetos estudiados fueron vinculados con datos sobre la conducta y la depresión. Fue entonces cuando los autores del estudio identificaron un “firma microbiana predictiva”, la cual no variaba según la etnia de los sujetos, y que permitía identificar síntomas depresivos en ellos.
Un estudio complementario del Centro Médico Erasmo de Rotterdam estudió una muestra más reducida de sujetos de estudio, e identificó 13 grupos de organismos de la microbiota intestinal emparentados o asociados con síntomas depresivos, como la Eggerthella, el Subdoligranulum y la Coprococcus.
Los investigadores hallaron que estas bacterias están involucradas en la síntesis de mensajeros químicos asociados a la depresión, como el glutamato, el buriato, la serotonina y el ácido amino butírico (GABA). El estudio, además, midió la gravedad de los síntomas depresivos y su relación con otras patologías y los efectos de su tratamiento.
Para el Director Científico del Centro de Investigación Biomédica en Red de Salud Mental (CIBERSAM), Eduard Vieta, los resultados no son una novedad extraordinaria. No obstante, confirman de manera muy amplia cuáles son los cambios que tienen lugar en la microbiota. Según Vieta, el descubrimiento “supone un paso adelante en la comprensión de los cambios inflamatorios asociados con la depresión, y la conexión entre la flora intestinal y el funcionamiento del cerebro.”
Este descubrimiento puede suponer un abordaje novedoso sobre la depresión, en especial desde el campo de la nutrición. Como mencionamos en otro post, dentro de nuestro tracto intestinal existe un mundo de bacterias y microorganismos vivos que se disputan los nutrientes y el espacio disponible en el tracto intestinal.
De esta manera, es necesario que exista un equilibrio entre estas bacterias beneficiosas y las perjudiciales, con el objetivo de preservar las barreras naturales del tracto digestivo, e impedir el crecimiento de los microorganismos perjudiciales. Los probióticos son un suplemento alimenticio, especialmente destinado a mejorar el funcionamiento del tracto digestivo y del colon, que reducen el pH del intestino, e intervienen en la digestión produciendo determinadas vitaminas y protegiéndonos de otros microorganismos que pueden ser perjudiciales. Los probióticos, además de mantener una flora microbiana adecuada, la regeneran tras su alteración, como cuando tomamos antibióticos.
Otro aspecto a destacar a raíz de estos experimentos que relacionan la microbiota y la depresión, es la importancia de la dieta en casos de depresión. El doctor Eduard Vieta sostiene que: “hay indicios de que una dieta equilibrada puede mejorar la salud mental. Aunque este no es el tratamiento más adecuado por sí solo para una depresión mayor”. Este tipo de depresiones se caracterizan por sostenerse durante más tiempo e interferir de manera más invasiva en la vida cotidiana de los pacientes.
Estos descubrimientos muestran cómo la depresión, y los síntomas depresivos, no dependen únicamente de los procesos emocionales de las personas. Si no que, además, dependen de procesos biológicos que suelen escapar del manejo consciente de la persona y sus emociones. De esta manera, se abre una vía para abordar los trastornos psicológicos con un enfoque más integral que incluya otros aspectos menos atendidos como la alimentación.
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