¿Para qué sirve el ácido fólico?
El ácido fólico es una de las vitaminas del grupo B, en concreto la B9. Es una vieja conocida por la obstetricia, numerosos estudios recomiendan su consumo en mujeres embarazadas por su papel como protector del feto. Sin embargo, sus propiedades no se quedan ahí: el ácido fólico tiene importantes propiedades para acelerar la reparación de muchos tipos de tejidos, motivo por el que es un interesante aporte para la dieta de los deportistas. Sin mencionar su prevención de accidentes cardiovasculares.
Principalmente, el ácido fólico es una vitamina necesaria para la formación de glóbulos rojos y la síntesis de las cadenas de ADN. No obstante, son numerosos los estudios que demuestran que el alcance de esta vitamina es mayor, dada su naturaleza y sus funciones. Desde la obstetricia, a la salud cardiovascular, pasando por la oncología, los alcances del ácido fólico son muy variados y significativos.
Ácido Fólico y Embarazo
En mujeres embarazadas se ha demostrado que, de manera preventiva, el tratamiento con ácido fólico reduce los riesgos de varios defectos congénitos, como los del tubo neural. Esta carencia se manifiesta en el primer mes de embarazo, y afecta a la formación del cerebro, la columna vertebral y la médula espinal.
Este defecto puede dar lugar a trastornos como la espina bífida o la anencefalia. Además, está comprobado que la suplementación con ácido fólico previene otras complicaciones, como la anemia, así como problemas de crecimiento del feto, defectos congénitos y autismo. Se ha demostrado que la demanda de ácido fólico por parte de las mujeres embarazadas es mayor, por lo que su suplementación es más necesaria en esta etapa.
Esta vitamina, y las del grupo B, tienen un papel importante en la regeneración de tejidos. Este grupo de vitaminas es parte esencial del metabolismo de carbohidratos, grasas y proteínas necesarias para la formación de tejidos, lo que convierte al ácido fólico en un elemento interesante para la ingeniería de tejidos y la medicina regenerativa.
A nivel cardiovascular, el ácido fólico también tiene un papel relevante, ya que disminuye los niveles de homocisteína. Recordemos que los niveles altos de este aminoácido están relacionados con la aparición de enfermedades vasculares debido a un mayor estrés oxidativo que dañan a los tejidos vasculares y neuronales.
Un estudio norteamericano comprobó que la suplementación con ácido fólico redujo los niveles de homocisteína en más de un 20%. Además, el mismo estudio demostró que la toma de ácido fólico reduce el riesgo de accidentes cerebrovasculares en un 18%. El efecto protector era mayor en los ensayos de mayor duración (más de 36 meses).
En el campo de la oncología, su suplementación ha sido recomendada desde antes de la década de los ochenta, cuando se comprobó que había una relación inversa entre los niveles de ácido fólico y el número y tamaño de tumores malignos en humanos. Los tipos de cáncer donde se ha apreciado esta relación son los colorrectales, de orofaringe, esófago, estómago, páncreas, pulmones, mama, entre otros. En estos tipos de cáncer, su reducción fue de entre un 20% y un 40%.
Una carencia de ácido fólico se puede manifestar de diferentes maneras, y además es muy común, ya que las cantidades de ácido fólico que puede almacenar el cuerpo son pocas, de manera que es conveniente mantener una dieta rica en verduras de hoja verde, cítricos, e hidratos de carbono para mantener unos niveles óptimos de ácido fólico, además de la toma de suplementos de esta vitamina.
Cuando estos niveles son bajos es habitual que el cuerpo caiga en un estado de fatiga, palidez, irritabilidad, dificultad respiratoria y mareos. Si la carencia es grave, puede haber enrojecimiento, ulceración en la lengua, diarrea, pérdida del gusto, entre otros síntomas que afectan al funcionamiento del cerebro.
Otro aspecto a tener en cuenta es la dificultad de absorción de esta vitamina en ciertos casos. Una menor absorción de ácido fólico se puede dar en personas que consumen alcohol en abundancia. Del mismo modo, hay personas que pueden tener una demanda de ácido fólico mayor, como ocurre en el embarazo o la lactancia. La dificultad de absorción también puede tener lugar en personas con afecciones como la celiaquía, y en pacientes sometidos a diálisis (con una necesidad mayor de ácido fólico).
Esta dificultad de absorción también se ve agravada por la toma de varios tipos de medicamentos, como los anticonvulsivos, o los recetados para la colitis ulcerosa. Otro grupo de medicamentos que dificultan la absorción de la Vitamina B9 son el metrotrexato, el tiamtereno, la metformina y el trimetoprim-sulfametoxazol. Ante estas necesidades especiales, la suplementación con ácido fólico es más necesaria, ya que nuestro cuerpo demanda este tipo de vitamina, con independencia de las dificultades de absorción que pueda presentar, por lo que es necesario compensar estos niveles si son bajos.
Publicado en: Salud
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