Propóleo: El antioxidante que mejora tus defensas
El propóleo es un producto derivado de la fabricación de miel por parte de las abejas. Se trata de un tipo de resina, obtenida de los árboles, que las abejas utilizan para construir sus colmenas. Esta resina tiene un origen vegetal y se emplea para proteger el interior de la colmena. Según las especies vegetales de las que proceda puede variar entre un tono rojizo y marrón, aunque también se puede encontrar en variedades más verdes, negras o blancas.
Lejos de ser considerado como un residuo para los apicultores, sus propiedades han sido apreciadas desde hace milenios, por diversas culturas, y desde entonces no han dejado de ser aprovechadas. En el Antiguo Egipto, los sacerdotes, encargados de la medicina y la química, empleaban el propóleo para embalsamar las célebres momias, que gracias al cine forman parte de nuestro imaginario colectivo. Los egipcios no fueron el único pueblo de la Antigüedad en sacarle provecho, civilizaciones de todo el mundo, como la china, la india, la romana o la inca, también utilizaban el propóleo.
Un estudio de la Universidad de Auckland revisó 63 estudios académicos en donde se estudió el efecto del propóleo en humanos, en animales. Así como en ensayos basados en células, con el objetivo de comprobar cuáles son los efectos demostrables del propóleo, más allá de su valor histórico.
Uno de los aspectos más llamativos del propóleo es su actividad antioxidante, la cual está respaldada por la mayoría de estudios que muestran que gracias al propóleo se produce una reducción del estrés oxidativo, el cual es responsable de daños en las células. Está documentado que esta capacidad de protección a las células se debe a los flavonoides del propóleo, nutrientes vegetales disponibles en frutas, verduras y en la miel y sus derivados.
Estos nutrientes vegetales hacen posible que el propóleo elimine con eficacia los radicales libres, responsables del daño en células y tejidos. El cerebro es uno de los órganos más susceptibles a la acción de los radicales libres por varios factores: su alto consumo de oxígeno, su alta concentración de ácidos grasos y una presencia menor de antioxidantes, en comparación con los tejidos de otros órganos.
Científicos iraníes han concluido que el propóleo y sus derivados puede prevenir el estrés oxidativo en el tejido cerebral ya que disminuye la peroxidación lipídica, el proceso que emplean los radicales libres para capturar electrones de los lípidos y reproducirse. La peroxidación genera una peligrosa reacción en cadena que destruye células y tejidos.
Otro campo medicinal donde el propóleo ha destacado es su respuesta antiinflamatoria. La inflamación es el proceso por el cual el sistema inmune reacciona a las lesiones en los tejidos, e intenta restaurar el equilibrio biológico que existía (homeostasis). Se ha descubierto que la pinocembrina, un ingrediente natural del propóleo, reduce el nivel de citocinas inflamatorias. Igualmente, los flavonoides y los polifenoles del propóleo han demostrado su acción antiinflamatoria al combatir a los radicales libres.
La protección cardiovascular es otra especialidad donde el propóleo ha destacado. El propóleo actúa destruyendo células LDL, las cuales provocan el depósito y la infiltración de grasa en las paredes de arterias de calibres gruesos y medianos. A su vez, este proceso forma placas, lo que ocasiona una reacción inflamatoria, la cual desemboca en aterosclerosis y, por tanto, en enfermedad cardiovascular.
Está demostrado que, aparte de los efectos antioxidantes propios de la respuesta antiinflamatoria del propóleo, también es interesante la interacción de sus polifenoles al participar en la generación de óxido nítrico del endotelio vascular, el recubrimiento interno del corazón y sus cavidades internas. La capacidad de generar este óxido nítrico provoca la vasodilatación y la expresión de genes que protegen el sistema cardiovascular.
Además, en estudios con ratones se ha demostrado cómo el propóleo reduce los niveles de Colesterol Total, y además aumentan los niveles de Colesterol HDL, conocido como “el bueno”. Es sabido también que los polifenoles inhiben varias enzimas, como la lipoxigenasa, la cual metaboliza los ácidos grasos y los convierte en leucotrienos, que participan en procesos de inflamación crónica, favoreciendo la retención de líquidos.
En líneas generales, se ha observado que los polifenoles del propóleo mejoran el flujo sanguíneo en el cerebro, previene la trombosis, la agregación plaquetaria también inhiben el estrés oxidativo. En los inicios de la enfermedad cardiovascular, los polifenoles reducen la inflamación y protegen el endotelio, lo que previene la muerte celular.
El propóleo también destaca por su actividad antimicrobiana, en concreto su conjunto de compuestos. Estos parecen prevenir la división celular bacteriana dentro del citoplasma de las bacterias, desactivando su actividad y crecimiento. Su eficacia ha sido probada en importantes grupos de bacterias que cotidianamente afectan a la salud.
Teniendo en cuenta estas evidencias, queda claro que la medicina empírica de hace siglos no se confundía al atribuirle propiedades terapéuticas del propóleo. Sus importantes propiedades para la salud lo configuran como uno de los suplementos dietéticos más completos del mercado, especialmente por sus funciones antioxidantes las cuales repercuten en varios campos de la salud.
Actualmente, el propóleo está considerado como un superalimento por sus variadas propiedades beneficiosas. Por este motivo es cada vez más frecuente encontrarlo a la venta fuera de las herboristerías. Bien sea como extracto, en comprimidos o en viales, de manera aislada, o en conjunto con otros compuestos, el propóleo está reivindicando un lugar más que merecido en el campo de los suplementos alimenticios.
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