Adaptógenos: controla tu estrés para que no afecte a tus defensas
El concepto de adaptógeno es reciente dentro del mundo de la botánica y la medicina. Este término fue acuñado por el farmacólogo ruso Lazarev en 1947, cuando sus investigaciones se centraron en la búsqueda de sustancias naturales que ayudasen al cuerpo a adaptarse al estrés, con independencia de las circunstancias externas, como el calor o el frío, el agotamiento, la falta de sueño, estresores psicológicos, entre otros.
El punto de partida de estas investigaciones arranca con las secuelas de la Segunda Guerra Mundial. En 1943, Lazarev recibió la orden de iniciar estudios sobre la Schisandra Chinensis. En concreto, el encargo partía de la necesidad de que las tropas evitaran drogas usadas masivamente durante la guerra, como las anfetaminas. En ese contexto, existía una necesidad de encontrar estimulantes naturales que controlaran el estrés y ofrecieran energía y vitalidad a quienes las tomaran.
La investigación de Lazarev condujo al interés de varios de sus alumnos, como el de Brekhman y Dardymov, quienes prosiguieron con la investigación abierta por su mentor. Por su parte, Lazarev, a finales de los años 50, delimitó cuáles eran las características que debía tener una planta adaptógena:
· No causar alteraciones en el organismo, ausencia de toxicidad.
· Manifestar su acción solamente ante algún factor estresor.
· Aumentar la resistencia corporal frente a las influencias negativas, sean físicas, químicas y biológicas.
· Mostrar una acción normalizadora en el cuerpo, con independencia de la patología.
Brekhman fue el alumno más prolífico de Lazarev, quien llevó a cabo una investigación de más de 15 años centrada especialmente en el eleuterococo, el ginseng, la Rhodiola y la Schisandra. Sin embargo, el uso de muchos adaptógenos, catalogados así, ya era común en culturas como la china, donde su medicina tradicional los había definido como “tónicos superiores”.
Es en Asia donde el uso de los adaptógenos ha sido más extendido e histórico. Como mencionamos antes, la medicina tradicional china ya reconocía la existencia de plantas tonificantes, como el ginseng. A su vez, la medicina ayurvédica india había hecho uso de la ashwaganda, también como un adaptógeno.
Aunque en Asia los adaptógenos, desde hace siglos, forman parte cotidiana de la vida de miles de millones de personas que se benefician a diario de su uso; la industria farmacéutica occidental cuestiona los estudios que se han realizado para comprobar el funcionamiento de los adaptógenos. Organismos como la Agencia Europea del Medicamento desautorizan el término “adaptógeno” en el campo médico y farmacológico.
La desaprobación de la industria farmacéutica occidental al campo de los adaptógenos, no ha impedido a los investigadores seguir pesquisando sobre las propiedades particulares de cada adaptógeno, encontrando puntos en común para englobarlos dentro de una sola familia. Pese a todo, se siguen haciendo estudios orientados a comprobar el funcionamiento de los adaptógenos y sus mecanismos de acción en el cuerpo.
Lo que sí muestran los estudios llevados a cabo hasta el momento es que los adaptógenos ofrecen un rendimiento constante en quienes los toman, y su pico de esfuerzo no es seguido por una disminución en la capacidad de trabajo, como ocurre con los estimulantes que empeoran esta capacidad después del esfuerzo inicial.
Comparativa entre adaptógenos y estimulantes. Mientras que el pico de desempeño con sustancias estimulantes puede ser más alto, se aprecia una caída exagerada del rendimiento, que baja de sus niveles medios durante casi la mitad del tiempo observado. Esta caída no se experimenta con los adaptógenos, donde el rendimiento no baja de la media después de producirse el pico en el nivel de desempeño.
Una revisión bibliográfica sobre los efectos de los adaptógenos ha encontrado que los efectos de estos se deben a varios factores, como la regulación de las proteínas relacionadas con el estrés, la formación de óxido nítrico y cortisona en el plasma y la saliva para adaptar al cuerpo a cargas de trabajo más pesadas.
Igualmente, los adaptógenos aumentan la expresión de proteínas de choque térmico. Estas proteínas son generadas ante estresores químicos y biológicos, y factores que afectan las funciones normales del organismo. Además, los adaptógenos regulan la administración de energía en momentos de estrés, lo que también contribuye al metabolismo de los hidratos de carbono y los hidratos de carbono.
Un estudio sueco reveló en 2010 que, los adaptógenos muestran actividad neuroprotectora, antifatiga, antidepresiva, ansiolítica, nootrópica y estimulante del Sistema Nervioso Central. Del mismo modo, han demostrado que previenen la fatiga mental provocada por el estrés, y mejora la capacidad de atención. El mismo estudio concluyó que sus mecanismos de acción están asociados con el eje hipotálamo-pituitario-suprarrenal, y de la regulación de proteínas relacionadas con el estrés.
Desde que la investigación clínica sobre los adaptógenos arrancó, se han identificado más de 100 especies vegetales clasificables como adaptogénicas. No obstante, las especies que han concentrado un esfuerzo académico mayor han sido la rhodiola, el ginseng, el eleuterococo, y la Schisandra.
Un estudio, promovido por uno de los investigadores más activos en el campo de los adaptógenos, el Doctor Alexander Panossian, ha investigado de qué manera influyen los adaptógenos en el sistema inmune. Tras analizar los mecanismo de acción de la ashwaganda, la Schisandra, la rhodiola, el ginseng, el eleuterococo, y otras más, los investigadores observaron que los adaptógenos ejercen múltiples efectos sobre varios objetivos del sistema endocrino-inmune, en especial, cuando este desencadena respuestas de estrés oxidativo durante la prevención, la infección, el aumento de la inflamación y la recuperación.
El estudio ha demostrado que los adaptógenos proporcionan un soporte básico gracias a su efecto inmunomodulador y antioxidante en todas las fases relacionadas con la infección gracias a su respuesta antiviral, antiiinflamatoria, y su capacidad de recuperación de lesiones en células, tejidos comprometidos.
Otro efecto reside en la recuperación de los pacientes afectados por un virus, demostrando que los adaptógenos tienen la capacidad de reducir los tiempos de recuperación de los pacientes, disminuyendo la fase aguda de la enfermedad. Igualmente, se apreciaron aumentos en el rendimiento mental en pacientes convalecientes.
En resumen, los adaptógenos son una ayuda importante para un funcionamiento óptimo del organismo. Sus mecanismos de acción en el cerebro, y en sistemas como el inmune y endocrino, han sido bien detallados, por lo que se conoce ya, con exactitud, cómo intervienen en funciones relacionadas con el rendimiento. En solocolagenos.com dispones de una amplia sección de suplementos destinados a mejorar tu resistencia y rendimiento de una manera sana y natural. Descúbrelos.
Publicado en: Salud
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