¿Cómo evitar la anemia de manera segura?
Las analíticas de sangre son una herramienta utilizada a nivel médico para conocer información muy valiosa para la salud de los pacientes. De esta manera se pueden extraer conclusiones varias, desde cuáles son los niveles de colesterol de una persona, saber si una mujer está embarazada, y también descartar o diagnosticar patologías, como la anemia.
En 2019, la Organización Mundial de la Salud reveló que más del 30% de la población mundial padece anemia (cerca de 2.000 millones de personas). La prevalencia de este diagnóstico afecta en mayor medida a niños menores de cinco años y mujeres. Y, aunque la anemia se manifieste en síntomas como fatiga, dolores de cabeza o debilidad, la única prueba completamente fiable para diagnosticarla son las analíticas de sangre.
¿Qué es la anemia?
La anemia está definida como una disminución del número de glóbulos rojos en la sangre, o en los niveles de hemoglobina, según la Clínica Universidad de Navarra. La función de este tipo de glóbulos es el transporte de oxígeno en la sangre, y su posterior liberación en los tejidos. De esta manera, la anemia puede ser la manifestación de alguna enfermedad que afecte a los componentes de la sangre; o la manifestación secundaria de otras enfermedades.
Uno de los tipos de anemia más frecuentes es la anemia por deficiencia de hierro, un escenario en el cual la sangre no dispone de una cantidad suficiente de glóbulos rojos sanos. Al haber una menor disponibilidad de hierro, el organismo no produce una cantidad suficiente de hemoglobina, una sustancia indispensable para que los glóbulos rojos transporten el oxígeno necesario para la sangre y los tejidos. Es en estos casos cuando la suplementación de hierro es más que necesaria.
Este déficit de hierro puede tener lugar por varios motivos, ya sea porque nuestra dieta no lo está incluyendo en cantidades suficientes; porque existe una mala absorción de este mineral por parte del organismo, o bien, porque el cuerpo lo requiere en mayor medida en algún momento. En el caso de las mujeres este supuesto es más común, ya que en periodos como el embarazo o la menstruación la demanda de este mineral es mayor.
Según el Dr, Juan Manuel Guardia Baena, especialista en Endocrinología y Nutrición, y miembro de la SEEN, el hierro además participa en numerosas rutas metabólicas y en síntesis del ADN. Destaca además que, la mayor parte del hierro se convierte en hemoglobina, y se encuentra en menor medida en células del hígado, como la ferritina o la hemosiderina. Además añade que se encuentra a nivel muscular y como estructura enzimática o en la proteína transferrina.
Guardia Baena afirma que la principal causa de la anemia es la falta de hierro, y que este déficit puede coexistir con otras carencias de micronutrientes, a causa de una mala alimentación y de otras enfermedades.
Cómo tomar suplementos de hierro (de manera segura)
Aunque tomar suplementos de hierro pueda tener efectos secundarios. estos no son muy habituales. Como afirma el doctor Guardia Baena, al tomarlos es posible que el color de las heces se oscurezca. No obstante, señala, es un efecto inofensivo. En una menor medida se pueden presentar casos de estreñimiento, diarrea, náuseas o molestias abdominales, como ardor.
Con el fin de evitar úlceras en la boca o el amarillamiento de los dientes, Guardia Baena recomienda evitar masticar o chupar los comprimidos. En caso de que la persona tome más hierro de la dosis recomendada, se pueden dar casos de irritación gastrointestinal, náuseas, somnolencia, fatiga, entre otros. Un extremo mucho menos frecuente son los casos de insuficiencia renal o hepática, derivados de una sobredosis o una suplementación extremadamente irresponsable.
Teniendo en mente que este suplemento, como cualquier otro, debe ser tomado con responsabilidad y sentido común, existen recomendaciones para que el hierro sea mejor administrado. Guardia Baena recomienda tomar los comprimidos con agua o zumo, evitando la leche, con el estómago vacío, y sin acompañar la toma con otros alimentos. Destaca también que bebidas como el té, el café, el vino tinto, la leche y los derivados lácteos empeoran la absorción del hierro.
Sobre la biodisponibilidad de este mineral, el experto destaca que el hierro es mejor asimilado cuando viene de fuentes de origen animal, como las carnes rojas, ya que el hierro de los alimentos vegetales es menos absorbible al ser menos soluble. Del mismo modo, existen otros micronutrientes que favorecen la absorción de este mineral por el cuerpo, como el ácido ascórbico y la vitamina C. Asimismo, alimentos como la carne de vacuno, el pescado y otras proteínas y aminoácidos como la cisteína, o el ácido láctico favorecen esta absorción.
Para el experto, la mejor manera de tomar suplementos del hierro consiste en hacerlo con el estómago vacío debido a que la absorción se puede reducir dependiendo de los ingredientes de la comida. Además, hay que tener en cuenta que existen elementos que inhiben la absorción del hierro, como el bicarbonato, que aumenta el pH del intestino. Otros alimentos que dificultan la absorción del hierro son los huevos y ciertos cereales, como afirma el doctor.
Dependiendo del tipo de anemia, el periodo recomendable para la suplementación variará, aunque el tiempo más recomendable es de tres meses, pudiendo prolongarse según los resultados de las analíticas de sangre. Por último, recomienda tomar la dosis de hierro en caso de que se haya olvidado, en el momento en el que se recuerde. pero no duplicarla con la intención de compensar el retraso.
Publicado en: Salud
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