Ginkgo Biloba: Una leyenda viva con importantes beneficios terapéuticos
Son pocas las ocasiones en las que nos detenemos a valorar la historia de la biodiversidad de nuestro planeta. Más allá de las impresionantes y extrañas especies animales de África o Australia, o de la flora propia de América del Sur; existen especies poco conocidas, como el Ginkgo Biloba, que cargan con un trasfondo histórico digno de leyenda.
El Ginkgo Biloba es un árbol tan antiguo, que muchos los que lo consideran un fósil viviente, se trata del único superviviente de su clase: los Ginkgopsida. Su presencia en nuestro planeta data de hace más de 270 millones de años, en el Periodo Pérmico, antes de que los dinosaurios poblaran el planeta.
Desde entonces, este árbol ha sobrevivido todos los hitos geológicos por los que ha pasado la Tierra, y su longevidad y propiedades han fascinado al ser humano desde hace miles de años. Su utilidad medicinal fue documentada ya hace más de 5.000 años por la medicina tradicional china, y siglos más tarde, fueron los comerciantes europeos quienes se asombraron ante la especie y la introdujeron en Europa, desde donde luego fue exportada a América principalmente.
La leyenda de su resistencia al entorno va más allá de sus raíces en la Prehistoria. Un suceso, relativamente reciente, que protagonizó este árbol se documentó después de las explosiones atómicas en Japón. Tras la devastación de la bomba atómica de Hiroshima un ejemplar de Ginkgo Biloba brotó de los escombros de un antiguo templo budista. No fue el único, poco tiempo después, de entre los escombros brotaron más árboles de esta especie.
Como especie vegetal destaca por su gran resistencia a condiciones muy adversas, como falta de luz, de nutrientes, y por su alta resistencia ante bacterias, hongos y virus. Por ello, la ciencia se ha interesado por conocer qué hace que esta especie sea tan resistente y longeva. Por el momento se sabe que su cadena de ADN es casi 4 veces más larga que la de los seres humanos, y que contiene más de 40.000 genes distintos.
A nivel farmacológico, la medicina tradicional china ha usado sus semillas para tratar trastornos pulmonares, abuso de alcohol e inflamaciones de vejiga. Mientras que sus hojas han sido utilizadas para tratar problemas cardíacos, pulmonares e infecciones cutáneas. No obstante, durante el siglo XX la medicina occidental ha buscado estandarizar las preparaciones de los extractos de la hoja del Ginkgo para calcular con mayor exactitud el contenido de sus componentes activos, y su alcance.
Los beneficios que ha mostrado tener el Ginkgo Biloba son variados: ha demostrado tener efectos beneficiosos en enfermedades neurodegenerativas como el Alzheimer, pero también en enfermedades cardiovasculares, cáncer, o pérdida de memoria. Se cree que este alcance multifacético puede funcionar mediante distintos mecanismos de acción, aunque se ha comprobado que su poder antioxidante proviene de la acción de sus flavonoides y terpenos.
Por ello, se sugiere que sus efectos provienen de su poder antioxidante, antiplaquetario (definitivo en enfermedades cardiovasculares), y, a nivel cerebral, por la inhibición del péptido beta amiloide (clave en el desarrollo del Alzheimer). Como antioxidante su mecanismo consiste en la eliminación directa de radicales libres, pero también se basa en la inhibición en la capacidad generadora de más radicales libres.
Del mismo modo que la Vitamina E, la actividad antioxidante del extracto de hoja de Ginkgo actúa contra los péptidos beta amiloides, responsables parciales del desarrollo del Alzheimer. En concreto, inhibe la acumulación de radicales libres inducidos por los beta amiloides, y también reduce la pérdida de neuronas por muerte celular (apoptosis). Aparte, se ha descubierto que el Ginkgo mejora el flujo sanguíneo en el cerebro al estimular la secreción de norepinefrina, un tipo de hormona que puede actuar como neurotransmisor.
Después de varias pruebas, también se ha asociado al Ginkgo con mejoras relacionadas con la memoria, la cognición, el vértigo, la dislexia, así como otros trastornos neuropsiquiátricos. En la actualidad se está profundizando más en los estudios relacionados con los trastornos neuropsiquiátricos y el Ginkgo.
Los efectos del árbol milenario también se hacen sentir en la circulación, y por consiguiente, afectan al desarrollo de enfermedades vasculares. Se ha demostrado que la administración de extracto de hoja de Ginkgo, antes de cirugías de corazón, previene la oxidación celular, evita la necrosis en los tejidos y la disfunción cardiaca. También se ha demostrado que su actividad antiplaquetaria mejora el flujo sanguíneo y estimula el movimiento cardíaco.
Comparando el extracto de hoja de Ginkgo con otros antioxidantes, se ha comprobado que tiene una función reguladora y adaptativa, que ayuda a dilatar y contraer los vasos sanguíneos, también controla los indicadores neuroquímicos y neuroendocrinos, dependiendo de las circunstancias.
Gracias a la estandarización del extracto de hoja de Ginkgo Biloba, la Ciencia ha podido estudiar con mayor exactitud las propiedades de este árbol milenario. De esta manera se ha podido investigar y examinar con mayor precisión qué rol juega el Ginkgo en funciones determinantes como la salud circulatoria y cerebral, pilares de la salud.
Por su actividad antioxidante, antiplaquetaria, y neuromoduladora, el Ginkgo Biloba es un interesante suplemento, ideal para personas de edad avanzada, recomendable también como suplemento para mejorar la salud e inmunidad de cualquier persona adulta.
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