¿Por qué es importante un riñón sano para que podamos perder peso?
Los riñones son un par de órganos del tamaño de un puño, situados bajo las costillas, cada uno en un lado de la columna vertebral. Su función principal es filtrar la sangre que circula por nuestro cuerpo, eliminando sus desechos y el exceso de agua, a través de la orina. Su función como filtro de la sangre y expulsor de los desechos del metabolismo los convierten en una pieza clave del metabolismo, y si no funcionan correctamente, no solo pueden ser un obstáculo para perder peso, sino que puede indicar la existencia de problemas de salud.
Estos órganos son vitales para el correcto funcionamiento del organismo. Principalmente porque eliminan líquidos sobrantes, al tiempo que regulan los niveles de estos en la sangre. La misma función la cumple con el agua: a través de la orina elimina residuos del metabolismo que pueden ser dañinos, antes de que alcancen niveles tóxicos. Del mismo modo, los riñones devuelven a la sangre elementos como agua, glucosa, sal, potasio y otras sustancias vitales, en unos niveles saludables para el cuerpo.
Los riñones empiezan a fallar cuando su capacidad de filtrado y reabsorción queda comprometida. Como consecuencia, pueden tener lugar alteraciones en la concentración de algunos productos filtrados por los riñones, y estas se manifiestan en la sangre y la orina. La principal parte afectada en este caso son las nefronas de los riñones, que actúan como un filtro, compuesto por una red de pequeños capilares sanguíneos.
La mayoría de las enfermedades de los riñones atacan la capacidad de las nefronas, lo que lleva a que los riñones tengan una menor capacidad de absorción y de filtrado. Esto conduce a que las concentraciones de productos necesarios para el funcionamiento normal del organismo sea anormal.
Además de su función como filtro de la sangre, los riñones aportan varias hormonas importantes para el cuerpo. Una de ellas es la eritropoyetina, que estimula la producción de glóbulos rojos, previniendo la anemia. Otra hormona clave es la renina, que regula la tensión arterial al regular los niveles de sales en sangre.
Cuando se fuerza a los riñones a que trabajen más, como consecuencia, el corazón trabaja más de lo que debería. Esto lleva a que el corazón aumente de tamaño, y que sus arterias tiendan a engrosarse, lo cual tiene consecuencias graves, como ataques cardíacos.
Cuando los riñones empiezan a retener más sodio y agua de la necesaria, algunas zonas del cuerpo se pueden hinchar. Las zonas más proclives para este hinchamiento suelen ser los tobillos, las piernas, los párpados, la cara y las manos. Esta acumulación de líquidos puede llegar a suponer entre 2 y 3 kgs. del peso total de una persona.
Según explica el Dr. Juan Antonio Ramínez, urólogo, existe un equilibrio entre los líquidos corporales. Aproximadamente el 60% de nuestro peso es líquido, estos líquidos están en movimiento gracias a nuestro sistema circulatorio. Sin embargo, hay líquidos que salen del sistema circulatorio, y se instalan en los tejidos, entonces se produce una retención de líquidos.
Como explicamos en otros posts, esta retención suele tener detrás al síndrome de Insuficiencia Venosa Crónica (IVC). Es importante prestar atención a estas acumulaciones de líquidos, sean localizadas o no, ya que detrás de los edemas puede haber problemas de funcionamiento en los riñones.
La retención de líquidos no es peligrosa en sí misma, pero es un síntoma de otras dolencias que puede haber detrás, como problemas circulatorios o fallos renales. También puede ser indicio de algunos tipos de cáncer, como los de riñón, hígado u ovario. Por fortuna, normalmente, los edemas son consecuencia de procesos biológicos naturales, como el embarazo, la menstruación, o el efecto de tratamientos farmacológicos.
En el caso de que quieras reactivar las funciones diuréticas es necesario, en primer lugar, aumentar la cantidad de agua que tomes. Beber agua ayuda a la termorregulación del organismo, la mejora del sistema inmune, previene problemas cardiacos y mejora nuestras digestiones.
Una vez estemos bien hidratados, podemos hacer uso de distintos extractos herbales, 100% naturales, que ejercen una función diurética, y nos permiten expulsar residuos y toxinas. Extractos de hierbas, como la Vara de Oro, la Cola de Caballo, la Gayuba o el Abedul, nos permiten depurar nuestros riñones y reducir la cantidad de líquidos retenidos. En este post tienes un top de los más efectivos.
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