Si has llegado a este artículo es muy posible que sepas de qué vamos a hablar. La retención de líquidos es en apariencia un problema de salud básico: su nombre nos indica bien de qué se trata; pero al mismo tiempo, no todo el mundo sabe en qué consiste, y mucho menos cuáles son sus causas, qué tan problemática puede llegar a ser y cómo se puede prevenir. Por eso, si retienes líquidos, este artículo te interesa. Y si conoces a alguien que los retenga, también te puede interesar.

La retención de líquidos, o edemas, es sinónimo de una acumulación excesiva de líquido en los tejidos. Cuando los riñones empiezan a retener más sodio y agua de la debida, determinadas zonas del cuerpo se hinchan. Esto ocurre especialmente en los tobillos, las piernas, los párpados, la cara o las manos. En estas zonas la piel toma un aspecto hinchado, debajo de ella tiene lugar una inflamación que puede llegar a suponer entre 2 o 3 kgs., del peso total de la persona.

La retención de líquidos no es considerada como una enfermedad en sí misma y sus causas pueden venir de un variado número de factores posibles, desde patologías severas a situaciones completamente naturales. Esta retención de agua y sodio en los riñones supone una alteración no sólo para la circulación de la sangre, o el aspecto de la piel, sino que también es un buen indicador del funcionamiento de los riñones, con las consecuencias que un fallo renal puede tener. Por este motivo, no se debe descuidar su presencia y es necesario saber qué la origina.

Si bien esta acumulación de sodio se puede remediar con una dieta baja en sal, y puede ser causada por procesos biológicos naturales como el embarazo, la menstruación, o como efecto de tratamientos farmacológicos. Existen estudios que evidencian que tras los edemas puede haber causas letales. Como sostiene el estudio “El riñón en las enfermedades sistémicas” de la Universidad de Ciencias Médicas de Cienfuegos, Cuba: las retenciones de sodio y agua figuran entre las principales causas de mortalidad y morbilidad en pacientes con insuficiencia cardiaca sintomática.

Este es un dato que nos muestra la potencial peligrosidad de la retención de líquidos si no es atendida de manera dedicada, especialmente si va unida a otros problemas de salud. Otras enfermedades graves que se pueden esconder detrás de la retención de líquidos es el cáncer (de riñón, hígado u ovario), problemas circulatorios, insuficiencia congestiva, o fallo renales y hepáticos.

Por este motivo, no basta solamente con mejorar la dieta para combatir los casos más alarmantes de edemas. En ocasiones es necesario tomar más medidas. Se necesita que el cuerpo active sus funciones diuréticas para que el cuerpo elimine la sal sobrante y problemática, y para ello, la medicina convencional se apoya en fármacos, cuyas contraindicaciones suponen un escollo para muchas personas. Por suerte existen alternativas, que no requieren prescripción, como los extractos naturales diuréticos. Dentro de este completo grupo podemos encontrar los extractos de Diente de León, de la Gayuba, la Cola de Caballo, o el Abedul. Como podemos ver en los enlaces relacionados, las propiedades diuréticas de estos extractos están comprobadas clínicamente y son beneficiosas para la salud humana.