La medicina botánica ha curado a los seres humanos durante milenios gracias a las plantas. Basados en la evidencia, sin conocer su funcionamiento exacto, a lo largo de la Historia, plantas como el aloe vera han pasado de generación en generación como curas eficaces para múltiples dolencias. Por esto, el Aloe Vera, una planta de color verde intenso, de hojas carnosas y dentadas, forma parte de la medicina botánica desde tiempos inmemoriales. Se trata de una planta con diversos usos, eficaz terapéuticamente y muy disponible en casi todo el mundo. Conoce mejor cómo puede actuar en tu piel, en caso de que tengas una herida o una quemadura causada por el sol. 

Las hojas del aloe vera se componen de tres capas. La primera de ellas está formada por una textura gelatinosa y transparente, esta es la parte que se utiliza para el cuidado de la piel. Más abajo se encuentran las antraquinonas, que producen un efecto laxante y depurante. Y por último queda la capa más fibrosa y rígida de la hoja, la cual desempeña un papel protector para la planta.

La historia de esta especie está documentada desde la civilización mesopotámica, su presencia se hizo indispensable en la civilización egipcia y los sabios griegos fueron quienes más estudiaron la estudiaron, hasta la actualidad, cuando su cultivo se ha extendido por casi todos los continentes, y se estudia su complejo funcionamiento químico. 

A nivel cutáneo, diversos estudios avalan el potencial cicatrizante y reparador del aloe vera en la piel. Como recogen investigadores indios, la cicatrización es un proceso dinámico que se da en tres fases: en primer lugar, la que corresponde a la inflamación, la congestión y la infiltración de leucocitos (responsables de la respuesta inmunitaria). A continuación sigue una fase caracterizada por la eliminación de tejido muerto, y luego, una tercera fase en la que tiene lugar una regeneración de la piel y de las fibras.

Cuando el aloe vera entra en este proceso de cicatrización y cura de la piel, despliega sus cinco principales propiedades, es decir: como antibacteriano, antifúngico, antioxidante, antiviral y antiinflamatorio. Y es que todas ellas son posibles gracias a los más de 200 compuestos del aloe vera estudiados hasta la fecha. De esta lista destaca la aloesina, la aloemodina, el acemanano, la aloerida, metilcromonas, flavonoides, saponinas, aminoácidos y minerales propios de la parte gelatinosa de la planta.

Los frentes desde donde el aloe actúa como un agente revitalizador de la piel son diversos, pero se pueden aclarar si analizamos las tres fases que componen el proceso de la cicatrización de la piel. En la primera fase tiene lugar un proceso antiinflamatorio caracterizado por el rol de la aloína y la aloemodina, dos compuestos propios de la planta que suprimen las respuestas inflamatorias.

El proceso de cicatrización responde a un aumento en la tasa de contracción de la herida y la síntesis de colágeno producido por la manosa-6-fosfato, presente en el gel de aloe. Por otro lado, la concentración de acemanano del gel produce ácido hialurónico e hidroxiprolina en los fibroblastos, es decir favorece la reparación de las células del tejido conectivo. La lectina propia de la planta es la encargada de reparar la piel de las quemaduras del sol.

La función antioxidante del aloe vera está comprobada también. La comunidad científica ha confirmado la acción del aloe contra los radicales libres, en concreto de tres de sus componentes: la aloesona, la aloemodina y el isoeleutheol. Como antibacteriano, ya se han aislado cuáles son los componentes que le otorgan al aloe una función antibacteriana: basada principalmente en extractos de etanol y metanol donde se descubrieron cantidades de ácido p-cumárico, ácido ascórbico, pirocatecol y ácido cinámico. 

Con todos estos beneficios probados es más sencillo disfrutar de las bondades del aloe, aunque no tengamos sitio para poner una planta. En la actualidad, el aloe se toma por vía oral o tópica, y en multitud de presentaciones, ya que ante la variedad de sus aplicaciones, resulta más efectivo tomarlo de una manera u otra. Ya sea como complemento alimenticio, gel, o champú, las propiedades del aloe tienen un efecto garantizado.

¿Cómo ha sido tu experiencia con el aloe? Comparte tu experiencia e intercambiemos nuestras impresiones.