Glucosamina y Condroitina: La pareja que calma el dolor en tus articulaciones
Es posible que, si tomas suplementos de colágeno, veas que algunos de ellos contienen una sustancia llamada condroitina. Esta suele estar acompañada de otra, la glucosamina. Dos sustancias diferentes, pero que actúan de una manera sinérgica, combinando sus propiedades sobre las articulaciones y cartílagos, mejorando su movilidad, evitando dolores y retrasando su degradación.
El sulfato de condroitina se encuentra en el cartílago humano y animal, y es ingerido para tratar enfermedades como la osteoartritis. Al igual que el colágeno, el sulfato de condroitina es uno de los componentes básicos del cartílago. Cuando el cartílago se rompe se diagnostica un caso de osteoartritis. Esta es una enfermedad degenerativa que provoca dolor, inflamación y rigidez. Es en estos casos cuando los suplementos que contienen condroitina y glucosamina pueden suponer un alivio para los pacientes.
La artrosis es otra dolencia en la que la condroitina puede ayudar. Su combinación con la glucosamina ha sido estudiada, arrojando resultados prometedores, como los que se muestran en este estudio. Por ejemplo, la combinación de ambos elementos mostró un significativo nivel de eficacia en casos de osteoartritis de rodilla.
Los riesgos del uso continuado de los antiinflamatorios no esteroideos (AINES)
En estos casos, la receta más frecuente suele englobar a los denominados como medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, y su consumo es más común de lo que se piensa. Dentro de este grupo (AINES) se encuentran medicamentos muy usuales como la aspirina, el voltarén, el ibuprofeno o el diclofenaco. Nada que no se suela encontrar en nuestro cajón de medicinas, sin embargo, cabe destacar que los efectos secundarios del uso continuado de estos medicamentos es importante. Por ello, es necesario explorar otras alternativas paliativas del dolor, que nos permita reducir el uso de este grupo de medicamentos.
Según la agencia Mordor Intelligence, una especializada analista de mercados, se prevé que el consumo de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos (AINES) crezca un 5,20% entre 2024 y 2028. Detrás de estas cifras se encuentran los intereses de las grandes compañías farmacéuticas, como Sanofi, Pfizer o Bayer. Pese a todo, estos medicamentos resultan ser buenos paliativos del dolor articular. El problema reside cuando el dolor es crónico y el consumo de estos medicamentos también.
Las principales desventajas del uso crónico de los AINES están en los órganos digestivos. Por ejemplo, un uso continuado de estos medicamentos aumenta el riesgo de desarrollar úlceras estomacales y en el intestino delgado. Sobre todo, en pacientes previamente aquejados por estas, o por pacientes que toman dosis altas de este tipo de medicamentos durante mucho tiempo.
Los sangrados intestinales son frecuentes también en personas que toman anticoagulantes. Del mismo modo, son frecuentes los casos de insuficiencia renal, especialmente en personas con antecedentes previos. Además de estos, se han registrado casos de insuficiencia renal, afecciones cardiovasculares, afecciones hepáticas o reacciones alérgicas.
Todo esto no desacredita a este tipo de medicamentos que actúan como analgésicos y antiinflamatorios. Como diría el galeno Paracelso en el S.XVI: “Todo es veneno y nada es veneno, sólo la dosis hace el veneno”. Siendo así, tomar este tipo de medicamentos de manera puntual no es perjudicial, pero hacerlo de manera muy continuada o en altas dosis, presenta serios riesgos para la salud.
Glucosamina y Condroitina: la llave para unas articulaciones sanas
Estas dos sustancias han atraído el interés de numerosos investigadores de todo el mundo. La mayoría de estudios se han centrado en los efectos de ambas en la osteoartritis de rodilla, pero este no es el único uso al que se puede destinar la glucosamina, combinada con la condroitina. Extendiendo el espectro, los dolores articulares relacionados con el desgaste de los cartílagos suponen uno de los usos más comunes de estos suplementos.
Por estos motivos, la glucosamina y la condroitina suponen buenos paliativos para el dolor en las articulaciones, así como una esperanza para la regeneración de estos tejidos que se desgastan con el paso del tiempo. Otro uso bastante eficaz reside en el tratamiento de esguinces y distensiones provocadas por lesiones deportivas. Si bien, estas últimas lesiones afectan a los ligamentos, los músculos o los tendones, y no a los cartílagos (epicentro de acción de la glucosamina y la condroitina), su eficacia para paliar el dolor es significativa.
Publicado en: Salud
Deja un comentario