Las 5 mejores alternativas naturales a los antibióticos
Como veíamos en un anterior post, el consumo de antibióticos en zonas desarrolladas, como Europa, es problemático, ya que hace que los microorganismos sean más resistentes al efecto de estos medicamentos. Es lo que se conoce como “resistencia a los antibióticos”, y supone al año más muertes que las provocadas por los accidentes de tráfico. Aunque tratemos de un tema de gran impacto para la salud pública, resulta reconfortante saber que podemos evitar este problema, desde nuestro día a día, reduciendo el consumo de antibióticos, tomándolos sólo cuando sea necesario, y recurriendo a suplementos naturales cuando las afecciones sean más leves, como ocurre con muchas infecciones respiratorias, para las cuales se recetan antibióticos sin que haya una necesidad imperiosa de hacerlo.
Debemos recordar que el término “antibiótico” se refiere a medicamentos específicos que se utilizan para tratar o prevenir infecciones bacterianas. Son medicamentos sintetizados por laboratorios farmacéuticos con el objetivo de destruir o inhibir el crecimiento de bacterias que causan enfermedades. De modo que los suplementos que recomendaremos a continuación no se adhieren al término “antibiótico”, pero tienen propiedades parecidas, como antiséptica, antimicrobianas y antifúngicas, que les permite actuar de manera parecida a los antibióticos, pero forma menos dañina.
Ajo
Los compuestos sulfurosos del ajo pueden ayudar a combatir bacterias y hongos. Además es desinflamante, antioxidante (por su contenido en vitamina C y Selenio), reduce los niveles de colesterol y la presión arterial y modula el sistema inmune. Existe una presentación fermentada del ajo, el ajo negro, que se caracteriza por potenciar estos efectos beneficiosos. Además, se están estudiando posibles efectos anticancerígenos que puede tener el ajo.
Como antimicrobiano, el ajo se ha mostrado eficaz contra una importante cantidad de bacterias, como la Salmonella, la Escherichia Coli, entre otra decena de grupos de bacterias. Además, ejerce un efecto protector para la flora intestinal beneficiosa, frente a las bacterias y microorganismos dañinos. Se ha comprobado que el extracto de ajo, y la alicina (componente activo del mismo), ejercen efectos bacteriostáticos sobre algunas bacterias resistentes a los antibióticos, como los enterococos.
Probióticos
No es un órgano en sí, pero actúa como tal. La flora intestinal, o microbiota, es la que más sufre cuando tomas un antibiótico. Esta fauna de billones de microorganismos independientes, que habitan en nuestro tracto gastrointestinal, son indispensables para la digestión, la regulación del sistema inmune y además protegen al cuerpo frente a infecciones, producen vitaminas, como la K y algunas del Complejo B, así como regulan el metabolismo, y se estudia cómo pueden intervenir también en el estado de ánimo.
Cuando tomamos un antibiótico, el medicamento no sólo mata las bacterias dañinas, sino las beneficiosas también, las responsables de todos los efectos antes mencionados, este desequilibrio se conoce como disbiosis. Esta se puede manifestar en una debilidad del sistema inmune, mayor riesgo de sufrir enfermedades crónicas, entre otras.
Para evitar este desequilibrios es recomendable tomar probióticos, en primer lugar, para restaurar la flora intestinal, y además para reponer las poblaciones de bacterias beneficiosas, como los lactobacilos y las bifidobacterias, que mejoran la digestión, el funcionamiento inmune, entre otros beneficios. Es especialmente recomendable tomarlos después de un tratamiento con antibióticos.
Aceite de árbol de té
El árbol de té es un producto natural extraído de la vaporización de hojas y cortezas de la “melaleuca alternifolia”, una especie vegetal típica de Australia. El extracto de este árbol destaca por tener una importante actividad antimicrobiana, eficaz, incluso, con estafilococos resistentes a la medicina (SARM). De hecho, se está estudiando la actividad del aceite de árbol de té contra este tipo de bacterias resistentes a los antibióticos, y la eficacia de este resulta importante Además se han comprobado sus propiedades antiinflamatorias, cicatrizantes, repelente de insectos y anticaspa. La aplicación del aceite de árbol de té es tópica (sobre la piel).
Equinácea
Esta planta medicinal se ha utilizado para múltiples propósitos. No obstante destaca por varias propiedades, como estimulante del sistema inmune, antiinflamatoria, antioxidante, antibacteriana y antiviral, cicatrizante y analgésica. Como inmunomoduladora, estimula el funcionamiento de las células inmunocompetentes, como los macrófagos y los glóbulos blancos, y, a través de ellos, activa mecanismos de protección ante virus o bacterias.
In vitro, se ha comprobado cómo el extracto de equinácea aumenta la fagocitosis en un 23%, contribuye en la reparación de los tejidos afectados por la infección. Además, inhibe la actividad de enzimas como la hialuronidasa, que destruye la integridad del ácido hialurónico, lo que debilita las barreras inmunes, y permite la infiltración de microorganismos que se adhieren a las células para matarlas.
Miel
A grandes rasgos, destacamos que la miel tiene importantes propiedades antibacterianas, antiinflamatorias, antioxidantes, calmantes en irritaciones de garganta, prebióticas y nutritivas. Desde la Antigüedad, la miel se ha utilizado en el tratamiento de infecciones bacterianas, resfriados, tos, y diversas enfermedades infecciosas.
En la actualidad se ha demostrado que el peróxido de hidrógeno es importante para la actividad antimicrobiana de la miel, al igual que otros compuestos fenólicos. Esta actividad antimicrobiana es tan relevante que se ha comprobado cómo bacterias resistentes a la medicina son susceptibles a los efectos bactericidas de la miel. Además, ejerce un efecto calmante muy útil en casos de tos e irritación en la garganta.
Cabe recordar que, los antibióticos destruyen los microorganismos de manera indiscriminada, no diferencian entre organismos beneficiosos o dañinos, por lo que su uso debe ser controlado, ya que la flora intestinal puede quedar dañada tras un tratamiento con medicamentos de este tipo. Además de los probióticos, mencionados antes, existen los prebióticos: un tipo de fibra dietética que sirve como alimento a las bacterias beneficiosas para crecer y multiplicarse, y también para que frenen el avance de las dañinas. En ocasiones es inevitable el daño a la flora causado por los tratamientos con antibióticos, lo que hace recomendable el uso de prebióticos y probióticos para regenerar esta microbiota, y así reforzar las defensas.
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